Quizá ya te has dado cuenta que necesitas trabajar tus expectativas con los adolescentes de tu vida y que lo realmente interesante, sería que ellos mismos se den cuenta de cómo se comportan y decidan desarrollar todo eso que no les hace sentirse bien. Es decir, desarrollar su autoconciencia.
Y fíjate que digo desarrollar y no cambiar. Porque la adolescencia es una etapa del desarrollo humano. No es tanto, lo hacen mal y necesitan cambiar, sino más bien que hay áreas que todavía no han desarrollado y necesitan hacerlo.
Inteligencia emocional para desarrollar la autoconciencia
En TKS! llevamos a cabo campamentos de inteligencia emocional a través de experiencias deportivas (kitesurf o multideporte). Y una de las habilidades que conforman la inteligencia emocional es la autoconciencia. Así como, que los adolescentes sean capaces de auto-evaluarse a sí mismos y desde ahí tomen conciencia de qué no les está funcionando, les hace sentir mal o les trae problemas, para poder ponerse manos a la obra y desarrollarlo, es uno de los requisitos de esta autoconciencia.
Y digo auto-evaluación padres, y no tanto que nosotros les evaluemos. Porque de poco sirve si ellos no se reconocen en esa evaluación que hacemos. Pasarán de nosotros o cambiarán para complacernos. Y no queremos eso. ¿Verdad? Lo que nos gustaría es que ellos mismos sean capaces de mirarse, sacar conclusiones y decidir.
Cada año cuando comienza nuestro campamento de verano para adolescentes nos pasa lo mismo. Nosotros venimos cargados de buenas intenciones y por qué no reconocerlo también de muchas expectativas.
Y cuidamos mucho que las buenas intenciones se mantengan durante las 2 semanas que los adolescentes permanecen con nosotros. En cambio con las expectativas la cosa cambia. Tenemos que ajustarlas todo el tiempo.
Porque ya hemos comprobado que si nos quedamos en nuestras expectativas, probablemente estaremos frustrados la mayoría del tiempo.
Y eso no es lo peor. Lo peor es que me perderé a la persona adolescente que tengo enfrente y no tendré en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentra. Y no estableceremos conexión genuina con esa persona. Y no podremos realizar el trabajo de acompañamiento personal y emocional que con tanta ilusión y pasión preparamos Ángel y yo durante todo el año.
Es decir, necesitamos trabajar (ajustar) nuestras expectativas con los adolescentes. Para cada uno de los 29 adolescentes que participa en nuestros campamentos de verano.
Los objetivos que nos hemos marcado para cada jornada de inteligencia emocional están ahí de referencia pero no son lo más importante.
Lo más importante es que cada adolescente llegue a lo máximo que puede dar respetando quién es y su momento evolutivo actual.
Y nosotros tenemos que trabajar nuestras propias expectativas y la frustración que pueda causarnos conseguirlas o no.
Porque si no lo hacemos, se las cargamos a ellos. Y ya tienen bastante con lo que tienen (con ellos mismos), como para encima cargar con nosotros, con nuestras buenas intenciones y con nuestras expectativas.
Nosotros somos los adultos y podemos sostenerlos tal y como son, tal y como están, pero eso solo es posible si nos olvidamos de nuestras “aspiraciones”.
Ellos son los adolescentes y no pueden sostenernos a nosotros, no es natural, no les corresponde.
Imagino que esto que estoy diciendo te pasará a ti como madre y como padre cientos de veces.
Tienes esperanzas y quieres trabajar la posibilidad de que tu adolescente sea y se comporte de una determinada manera. Y ahí te pierdes y te desconectas de quien es verdaderamente. Además tú te frustras. Y él se enfada.
Quizá este post pueda darte algo de luz y ayudarte a trabajar tus expectativas y aspiraciones para no cargarlas sobre tu adolescente y acompañarle para que tenga la oportunidad de desarrollar su autoconciencia y su inteligencia emocional.
Cómo trabajamos las expectativas con los adolescentes del camp

Así que en este contexto, Ángel y yo, fundadores de TKS! y con 10 campamentos de verano para adolescentes a nuestras espaldas, lo tenemos muy claro. Nos agarramos fuerte a la única premisa que nos ponemos a nosotros mismos. Y ojo, porque a pesar de tenerlo tan claro, necesitamos recordarlo constantemente.
Premisa: Que en las 2 semanas que dura el campamento, cada adolescente tenga una experiencia plena y satisfactoria, que sean ellos mismos y que se sientan respetados.
Es decir, cogemos nuestra larga lista de expectativas…
- Aprender cuanto más kitesurf mejor
- Dar el máximo en cada propuesta deportiva que les ponemos por delante
- Tener una actitud positiva
- Llevarse bien con todo el grupo de compañeros del campamento
- Llamar a las familias por teléfono con frecuencia
- Escuchar atentamente y mojarse en las jornadas de inteligencia emocional
- Aficionarse al kitesurf
etc.
Y nos las gestionamos.
Para así poder mirar sin juicio a quién tenemos delante, e impulsar y celebrar lo que sí son, lo que sí nos dan, sus fortalezas, etc. Y enseñarles a utilizar todo eso que ya son de la mejor manera posible.
Caso real de cómo trabajamos nuestras expectativas con una adolescente que asistió al campamento el año pasado
Te cuento la historia de Elena. Una camper de 14 años que asistió a nuestro campamento el año pasado.
Como siempre digo un nombre ficticio para salvaguardar su intimidad y su honor.
Elena llegó con una cara hasta el suelo y le costaba mantenernos la mirada.
Enseguida hizo migas con otra chica que también estaba en un momento similar. Muy típico.
Elena parecía estar enfadada con la vida. Todo le parecía un rollazo y decía que se encontraba físicamente mal y muy cansada. Ponía excusas para no tener que hacer las actividades que proponemos.
//Obviamente esto no era por nuestro campamento sino una actitud que mantenía en su vida en general. Nos lo dijo ella misma cuando le preguntamos.//
Los compañeros le parecían bien, pero decía que no tenía nada que ver con ellos. Echaba de menos a sus amigos de siempre que además son los únicos que siente que la entienden de verdad.
En las sesiones de inteligencia emocional respondía sin piedad cosas como, “no me gusta nada por ahora”, “no he aprendido nada en esta sesión”, “no me parece útil nada de lo que me habéis contado”…
Como equipo nos reunimos (muchas veces) y nos dijimos: Pues esto es lo que hay. Esto es lo que nos trae Elena.
No entraremos en “charlas” para convencerla de nada. Ni “regañaremos”. Y por supuesto no intentaremos «cambiarla».
Y nos agarramos a nuestra única premisa con uñas y dientes (la que dije un poco más arriba).
Pudimos observar que en cambio, a Elena parecía gustarle mucho colaborar con las tareas de poner y quitar la mesa para el grupo. Ayudar en cocina. Ayudar al equipo con la organización. Cuidar de los que ella considera más débiles. Tratar de sorprender al grupo con alguna que otra extravagancia, etc.
Y nosotros no perdimos ocasión para decirle lo especial que es, para celebrar lo que nos da, para no entrar en juicios con ella (ella sabe), para hacerle preguntas inspiradoras que le hicieran reflexionar… Y para darle mucho amor del bueno.
Me estoy riendo mientras escribo porque recuerdo que le decía yo ¿te puedo dar un abrazo Elena? Y ella me decía sí, pero la cabeza no me la toques que me da mucha rabia. Así que ahí le dí miles de abrazos respetando el límite que me había puesto. ¡Nada de tocar la cabeza!
¿Significa esto que no ponemos límites y establecemos normas permitiendo que hagan lo que quieran? Para nada. Dejamos muy claros los límites y normas de nuestro campamento y las consecuencias si no se cumplen. Y curiosamente, esto nunca fue un problema.
¿Significa esto que permitimos que no participara en las jornadas de inteligencia emocional? No. Participó pero no como a mí me hubiera gustado. (Trabajo de expectativas con el adolescente).
¿Quiero decir con esto que dejamos que no asistiera a las clases de kitesurf? No. Las tomó, pero tuve que aguantarme cuando avanzó menos de lo que yo sabía que podría haber avanzado. (Trabajo de expectativas con el adolescente).
¿Me mantuve callada cuando observaba que tenía un lenguaje consigo misma que perjudicaba su auto-concepto y autoestima? No. Y aproveché todas las oportunidades que me brindó la vida para que se diera cuenta de que se trataba muy duro. (Trabajo de expectativas con el adolescente).
¿Le aconsejé que podía hacer para no sentirse tan perdida? No. Pero sí le hice preguntas para que recordara su niñez, su esencia y así señalar el lugar donde ir a buscar cuando se pierda…. además de robarle unas sonrisas. (Trabajo de expectativas con el adolescente).
Y en la última sesión de inteligencia emocional del campamento en la que los campers se dan feedback entre ellos, una jornada muy emotiva por cierto, todos, sin excepción, le dieron un feedback brutal a Elena.
Le dijeron “Elena, pareces muy guay, pero eres tan borde… Nos hubiera gustado hablar más contigo, conocerte, pasar más tiempo por la noche en el chill-out, etc.»
Pues ya estaría. A mi me parece que con todo lo que pasó tiene material para hacer un buen ejercicio de autoconciencia. Para hacerse una auto-evaluación realista y desarrollar su inteligencia emocional.
¿Qué pasó al final del campamento con ella?
Se fue llorando como una magdalena cuando terminó el campamento. Abrazando a todos los compañeros y compañeras. Abrazándonos a nosotros.
Diciéndonos que nos quería mucho y que se lo había pasado increíble. Que en realidad el kitesurf sí que le había gustado y que había aprendido mucho en las jornadas de desarrollo personal o inteligencia emocional, como quieras llamarlas.
Y entre lágrimas se reía también reconociendo que a veces se pone muy difícil. Lo siento decía, es que no sé qué me pasa, a veces no me aguanto ni yo misma.
¡Muy bonita Elena!
Además su mamá unos días más tarde nos escribió en privado, dándonos las gracias porque veía a Elena más cariñosa y hablaba maravillas de nosotros y de la experiencia en el campamento.
¿Que me hubiera gustado que Elena hubiera sido capaz de quitarse antes esa “mala honda” y abrirse a la experiencia para llevarse más? Claro. Pero no era posible.
Seguramente se sentía insegura. Y algo triste. Y también perdida.
Nos dió lo que pudo darnos. Se abrió lo que pudo abrirse.
Y aunque parecía que no estaba calando nada de lo que nosotros le enseñamos. No es verdad. Le caló, aunque no nos lo dijo enseguida.
Pero sobre todo lo que más le caló es que no la juzgamos. Solo estuvimos ahí para ella tal y como estaba. Con firmeza y con mucho amor. Con paciencia para que, cuando pudiera, hiciera un ejercicio de autoconciencia y auto-evaluación realista.
Y también, aunque nos duela, lo que sirve es el hecho de “haberse perdido” parte de la experiencia por su “actitud negativa”. Ahora quizá aprendió la lección y en la próxima se abrirá antes.
Porque ella en su fuero interno sabe que está “infumable” pero no sabe cómo salir de ahí.
Nosotros no tenemos dudas. No tengas dudas tú tampoco.
Ahora, que si me preguntas cómo de fácil o difícil es para Ángel, para mí y para el resto del equipo esto pues no te engaño, es difícil. Tengo que trabajar mucho en mirarme a mí misma con buenos ojos (estoy haciendo my best, a mi equipo cuando desespera (estáis haciendo your best) y por supuesto al adolescente en cuestión (está haciendo lo que puede ahora mismo).
Y re-colocarme todo el tiempo en el lugar del adulto para no sorprenderme ahí adolescenteando jajaja
En fin mami, en fin papi, hasta aquí este post.
Espero que te resulte inspirador y que te ayude a aflojar tus expectativas y tus buenas intenciones jejeje, para acompañar a tu adolescente, como estoy segura que deseas, para que se convierta en una persona que sabe quien es y que elige lo que quiere ser.
Es que al final esto de trabajar en nuestra inteligencia emocional es cosa de todos. De nuestros adolescentes, por ejemplo en un campamento de inteligencia emocional que les ayude a desarrollar su autoconciencia. Y también nuestra para poder trabajar nuestras expectativas con los adolescentes y acompañarlos sin “adolescentear”.
¿Quieres que tu adolescente aprenda inteligencia emocional para desarrollar su autoconciencia?

Pues qué te voy a decir yo. A mi nuestro campamento de verano para adolescentes especializado en inteligencia emocional a través de experiencias deportivas me parece una opción genial por varias razones:
- 2 semanas junto a otros 28 adolescentes con los que comparte momento vital
- Un grupo reducido de 29 jóvenes que nos permite conocerlos de verdad y trabajar con cada uno como necesita
- Un lugar mágico Tarifa que permite a las personas conectar con su esencia y talentos únicos
- Un programa de inteligencia emocional para ayudar a los adolescentes a conectar con su mejor versión
- Un programa de deportes que les ayuda a salir de su zona de confort y desarrollarse como personas
Visita nuestra web www.tarifakitesurfcamp.com y mira cómo trabajamos. O visualiza el vídeo de la edición del año pasado para ver la atmósfera que se respira en nuestros campamentos.
Además, si te gustó lo que leíste, te encantará el contenido exclusivo de nuestra newsletter. ¡No te lo pierdas! Suscríbete haciendo click en este enlace.
También puedes mandarme un mail para que te llame o llamarme tú. Sin compromiso. 10 minutos para contarme sobre tu adolescente y que yo te cuente sobre nuestro campamento de inteligencia emocional.
Espero que te haya gustado el tema que abordo hoy.
Un abrazo y ¡Feliz día!
#los cámara (Eva)
Lee más al respecto: