Neurociencia y adolescencia son dos términos que cada día vemos más relacionados. Y es que esta disciplina, surgida hace apenas 40 años, nos permite conocer cómo funciona y aprende el cerebro de los jóvenes.

Este conocimiento científico nos está aportando claves valiosas para que empresas como la nuestra, que se dedica a la realización de campamentos de verano para adolescente, sepamos qué debemos tener en cuenta a la hora de diseñar nuestros programas.

Desde hace unos años Eva y Ángel, los creadores de TKS, decidimos invertir tiempo y dinero en formarnos sobre el cerebro de los adolescentes.

Hoy en este artículo queremos compartir algunos principios básicos que aplicamos en nuestro campamento y que quizá puedan ser de utilidad para ti si te relacionas con adolescentes a diario.

5 aplicaciones prácticas neurociencia y adolescencia

Hay muchas maneras de aplicar lo que nos enseña la neurociencia a un campamento de verano para adolescentes. En especial si se trata de un campamento de inteligencia emocional a través del deporte como es el nuestro. Hoy queremos compartir los 5 más significativos contigo:

1. La importancia de estar emocionado. Las neurociencias han demostrado en los últimos años que emoción y aprendizaje están íntimamente relacionadas. Si el adolescente se siente seguro y lo pasa bien, es más probable que emociones agradables emerjan y aprenda más rápido. Por eso nosotros hemos elegido que sean actividades deportivas divertidas las que nos sirvan de base para abordar temas complejos como la autoestima, la gestión del conflicto, la resiliencia ó la reflexión sobre sus propios valores.
2. Tenemos cerebros sociales. Somos seres sociales que no sabemos sobrevivir y crecer si no nos relacionamos de forma efectiva con los demás. Los adolescentes están en una época de su vida donde se están alejando de forma progresiva de sus familias y acercándose a diferentes grupos de amigos. Esto es duro para los padres, pero muy necesario para el desarrollo de la autonomía del adolescente. En este proceso de alejamiento del nido la comunicación eficaz, la motivación personal y grupal, la empatía, la gestión del conflicto y la asunción de responsabilidad cuando nos equivocamos son importantes. Por eso desde el día uno de nuestro campamento creamos una estructura para que todas estas habilidades puedan practicarse de forma segura. Por ejemplo, tenemos una primera reunión plenaria donde ellos se comprometen con 3 principios sistémicos de nuestro campamento: 1. Equilibrio: nosotros les vamos a dar mucho durante los 15 días de estancia, pero también esperamos que ellos nos den a nosotros; 2. Orden: cada uno de nosotros ocupamos un lugar en el sistema y asumimos unas responsabilidades intrínsecas a nuestra posición. El coordinador y los monitores del campamento tienen unas responsabilidades que exigen que los adolescentes respeten sus instrucciones. Ellos se comprometen a respetar ese orden para que todo funcione; 3. Inclusión: somos como una gran familia donde todos nos cuidamos a todos y nadie se queda fuera. Este tipo de contexto, donde sus cerebros adolescentes socializan y ponen en común sus experiencias en un entorno dirigido, facilita enormemente su aprendizaje y crecimiento.
3. Cada cerebro es único. No hay 2 cerebros iguales por la sencilla razón de que es un órgano vivo que evoluciona a través de cada experiencia (plasticidad cerebral). Por lo tanto, no hay una receta única que sirva para todos los cerebros adolescentes. Por eso, nuestros coaches se van a ocupar, en reuniones informales individuales, de conocer mejor a cada camper y adaptar su forma de relacionarse con cada uno de ellos para sacar su mejor versión. Esto lo podemos hacer porque trabajamos con un máximo de 30 adolescentes por quincena. Sería muy difícil atender la individualidad de cada joven en otros formatos.
4. Mentes errantes. La naturaleza de nuestra mente es la de funcionar en «piloto automático», viajando inconscientemente al pasado o al futuro y desvinculándose del momento presente. Esta carencia de atención plena está demostrado científicamente que genera estrés y/o ansiedad. Por eso en nuestros campamentos hemos ido incorporando progresivamente la práctica del Mindfulness. Unos minutos diarios de práctica para aprender a poner atención consciente a lo que está ocurriendo en cada momento les ayuda a calmar su mente y estar más presentes para lo que la vida trae en cada momento.
5. Su cerebro está en construcción. Quizá esta sea la más relevante porque significa que aún hay partes básicas de su cerebro que no funcionan como las de un adulto. Por ejemplo, el adolescente tiene dificultades para valorar las consecuencias futuras de decisiones que toma hoy. En ocasiones se acercan a un monitor y le dicen hoy no quiero dar la clase de kitesurf porque estoy muy cansado. El adulto entonces explica con paciencia las consecuencias de una decisión así. «Si hoy no vas a clase significa que mañana no podrás estar en el mismo grupo porque si no retrasarías su progreso». Y generalmente si les ayudas a ver las consecuencias ellos reaccionarán positivamente y reconducirán su impulso. Otro ejemplo es la incapacidad del adolescente para medir el riesgo. Por eso, es habitual ver a adolescentes andando por sitios peligrosos o saltando desde rocas al mar. Los adultos debemos ser pacientes y sobre todo vigilantes para velar por su integridad física y emocional. Puedes leer más al respecto en este artículo de healthychildren.org

Reflexión final

En Tarifa Kitesurf Camp (TKS) neurociencia y adolescencia son un tándem protagonista. Cada año buscamos actualizar nuestros conocimientos para que la experiencia vivida por el adolescente sea memorable y aporte un granito de arena a su proceso de crecimiento.

Nuestro objetivo principal es proporcionarles una experiencia de acompañamiento de la que se lleven:

• Autoconocimiento: saber de dónde vienes, quién eres hoy y en quién quieres convertirte.
• Compromiso personal con una actitud más positiva y proactiva.
• Herramientas útiles que les ayuden a ser más autónomos; a relacionarse mejor consigo mismo y con los demás; a sentirse más plenos y felices.

Y siempre que lo logramos el adolescente conecta con una mejor versión de sí mismo que se lleva a casa y que impacta positivamente en su vida y en la de su entorno.

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