Los padres nos preguntan por qué los adolescentes no reconocen sus errores. Y yo me atrevo a decir que los adolescentes que tienen dificultad para reconocer sus errores, no tienen modelos de referencia en los que inspirarse y por eso no han aprendido a hacerlo.
Profes, padres y madres tienen miedo a mostrarse vulnerables y perder la autoridad frente a los hijos o alumnos.
La inteligencia emocional es una vía para aprender a reconocer errores y asumir la responsabilidad de nuestros actos con humildad, porque ayuda a aumentar la autoconciencia y el desarrollo de la empatía (entre otras cosas).
La importancia de enseñar a los adolescentes con nuestro ejemplo
Además de la hija de 5 años que tengo, soy co-mama de la hija adolescente de mi marido. Tiene 17 años y la conozco desde que tenía 4, momento en el que su papá y yo nos conocimos y decidimos juntar nuestras vidas.
De hecho, cosas de la vida, la conocí a ella antes que a él, porque yo era su profesora/acompañante en un programa de inteligencia emocional que impartía en su colegio. Así que gracias a ella, conocí a su papá que hoy es mi marido y padre de nuestra hija Vega.
Un día, no hace mucho, estábamos toda la familia jugando a un jueguecito en casa. El juego consistía en hacernos preguntas y respondernos con la mayor sinceridad posible.
Yo le pregunté a Manuela (que así se llama) qué es lo que más les gusta de mi. Y ella me respondió que lo que le encanta e inspira de mi es, que soy capaz de reconocer mis errores. Que cuando no lo hago bien con ella, enseguida voy y le digo “lo siento Manuela, me equivoqué”.
Wow, me encantó la respuesta obviamente. La prefiero a me gusta cómo vistes jejeje.
Y además le gusta que concrete ese lo siento. En plan, lo siento Manuela, me equivoqué, te hablé feo, pagué mi enfado contigo, reaccioné desagradable, desconfié de ti, no supe estar a la altura o no tuve en cuenta cómo te estabas sintiendo.
Nos explicó que aunque esté disgustada, cuando le digo lo siento es como mágico para ella porque le hacía sentir mucho descanso interno. Que saber que yo también soy humana e imperfecta (como ella) le relaja.
¡Qué bonita por dios!
¡Tan importante ser capaz de reconocer nuestros errores delante de nuestros hijos, (pequeños y adolescentes)!
¡Servirles de ejemplo asumiendo nuestra responsabilidad en un conflicto para que ellos también puedan hacerlo!
Y cómo nos cuesta a veces. Quizá por miedo a mostrar nuestra debilidad ante ellos. O porque tenemos una creencia sobre “autoridad” equivocada y tememos perderla. O porque expresar una disculpa genuina y desde el corazón requiere humildad.
Y sin embargo, un lo siento a tiempo es tan aliviador. Y tan inspirador.
Descansa el que lo dice y descansa el que lo recibe.
Y después del lo siento, se abre un espacio para el diálogo respetuoso y aprendizaje conjunto.
Y se genera confianza. De nosotros hacia nosotros mismos y de nuestros hijos hacia nosotros.
Nuestros hijos no aprenden de lo que les decimos, aprenden de lo que ven que hacemos.
Y si para los adultos es difícil asumir responsabilidades, para los adolescentes idem o más.
Cómo enseñamos a los adolescentes a reconocer sus errores en nuestro campamento de verano de inteligencia emocional

En nuestros campamentos de verano de inteligencia emocional para adolescentes, es muy común escucharles echar balones fuera cuando la lían parda. Y a nosotros «nos encanta» porque se abre una oportunidad estupenda para el aprendizaje y la aprovechamos.
Te cuento cómo lo hacemos nosotros en TKS!
Caso 1 – Equipo TKS! muy atento a reconocer nuestros errores
Cuando nos equivocamos decimos lo siento, me equivoqué. Y argumentamos este lo siento. No es una disculpa automática.
Explicamos de qué está hecho la disculpa. Les contamos cómo nos hemos sentido. Empatizamos con cómo se ha podido sentir el otro. Argumentamos qué nos ha pasado para actuar así y reflexionamos sobre cómo podríamos haberlo hecho mejor para que se sintiera tenido en cuenta.
Te voy a poner un ejemplo concreto de un adolescente que participó en nuestro campamento de inteligencia emocional el pasado verano. Como siempre cambio el nombre para respetar su intimidad.
Pablo. 15 años. Con mucha dificultad para mantener su habitación y las zonas comunes ordenadas.
A la hora de revisar los cuartos (y después de habérselo dicho cientos de veces antes), vemos que el suyo es un auténtico desastre. Así que, un miembro del equipo TKS!, pierde los nervios.
“Pablo. Estoy harta de que pases de mi. Tu habitación es un desastre. Ve para allá y pon orden. No quiero verte por aquí hasta que lo hagas. Y más te vale que lo hagas bien porque voy a revisar con mucha atención.»
Lo dice en un tono algo subido de voz y delante de otros compañeros.
Automáticamente Pablo, al sentirse atacado, se defiende y responde también con tono alto. ¿Y cómo quieres que sepa cuándo es la hora de revisar las habitaciones si no nos dejáis el móvil a esa hora?
En definitiva, la situación ha resultado un desastre.
Si conseguimos que Pablo haga su habitación, no será porque ha entendido la importancia que este tema tiene para él y para TKS!.
Toca decir lo siento.
Buscamos un lugar donde sentarnos y contactamos visualmente para establecer conexión real. Podemos hablar a solas pero también delante del grupo está bien. Servirá de ejemplo para todos.
Pablo, siento mucho haberte hablado tan enfadada, con un tono tan feo e inadecuado. Y delante de otros, que puede resultar humillante.
A mi no me gusta que tu habitación esté hecha un desastre y necesito que te tomes en serio el tema del orden, pero entiendo que a ti tampoco te ha gustado lo que ha pasado y no te has sentido respetado.
Esto inmediatamente relaja la situación. El otro no siente ataque y no siente que tiene que defenderse.
Y entonces, de forma mágica él comprende. Ya, te entiendo. La verdad es que la habitación estaba fatal. Es que se me olvida siempre.
Y desde ahí podemos construir un acuerdo.
Pablo, para nosotros que las habitaciones estén “decentes” es muy importante porque es una forma de cuidarnos, sentir bienestar y respetar a los compañeros con los que compartes estancia. Te pido que por favor te organices para respetar esta norma.
Como observo que esto es difícil para ti, y más no teniendo móvil ¿puedo ayudarte de alguna manera para que lo recuerdes?
Y él me dice, sí por favor, media hora antes avísame.
Y otra vez de forma mágica, en algún momento del campamento viene y te reconoce que mola tener las cosas ordenadas. ¡Un regalo!
Caso 2 – Equipo TKS! muy atento a enseñarles a reconocer sus errores
Lo más habitual es que comiencen echando balones fuera. Es que yo, es que el otro, es que el de más allá.
Entonces, nosotros les paramos en seco. Oye, en este momento sería bueno reconocer tu erro y me haría sentir muy bien si me dices que lo sientes. Y lo dicen.
Después, le preguntamos, ¿qué sientes exactamente?. Y les acompañamos para que puedan construir su respuesta, conectando con su empatía y reflexionando sobre cómo podrían haberlo hecho mejor.
Desde ahí se construye un diálogo y un nuevo acuerdo para futuras ocasiones.
No es lo mismo decir lo siento que pedir perdón
Antes de terminar quiero añadir un matiz que me encanta y me parece importante.
En TKS! preferimos decir lo siento que pedir perdón. Aunque parece lo mismo, nosotros vemos diferencias importantes que queremos compartir contigo.
En realidad, decir lo siento, es un acto personal en el que lo importante no es tanto que el otro me dé su perdón como que yo sienta un arrepentimiento genuino y transmita mi sentimiento al otro. Es decir, descarga al otro de la responsabilidad de tener que perdonarte.
Hay empatía, autoconciencia, reflexión y aprendizaje.
En cambio, pedir perdón carga al otro con tener que perdonarte (encima) y parece que, que te den o que no te den el perdón, sea lo importante. Y en muchos casos, el que cometió el error se marcha de rositas, sin asumir su responsabilidad y sin empatizar con el otro. No sé si me he explicado bien 😅.
Conclusiones

Espero que el tema de hoy te haya gustado. Y como siempre te invito a mandarme un mail y contarme si a ti y a tu adolescente os cuesta reconocer los errores.
Si no se te da bien, tranqui, que se puede aprender. A mi ahora se me da bien, pero reconozco que antes me revolvía como un gato panza arriba antes de decir lo siento.
He aprendido, he practicado, me he dado cuenta que es maravilloso para mi, para el otro y para el mundo.
También puedes llamarme. Sin compromiso. 10 minutos para contarme sobre tu adolescente y que yo te cuente sobre nuestros campamentos de inteligencia emocional del próximo julio 2023.
Además, si te gustó lo que leíste, te encantará el contenido exclusivo de nuestra newsletter. ¡No te lo pierdas! Suscríbete haciendo click en este enlace.
Visita nuestra web www.tarifakitesurfcamp.com y mira cómo trabajamos. O visualiza el vídeo de la edición del año pasado para ver la atmósfera que se respira en nuestros campamentos.
Un abrazo y feliz día
Los Cámara (Eva)
Lee más al respecto: